viernes, 21 de abril de 2017

CARTA DESESPERADA



Buenos Aires, 21 de abril de 2017


A quien corresponda:

Hoy tuve que hacer un llamado, un llamado a los gritos que me costó la vida. Hoy tuve que pedirle a alguien que me ayude, que venga a rescatarme pero no llegó. No llegó porque él me atrapó antes. No llegó porque, aunque lo intentara, él estaba decidido a terminar conmigo. Terminar de la peor manera… terminar con mi vida.
Hoy tuve que hacer un llamado, un pedido de auxilio. Así… A los gritos y casi sin que se me entendiera nada. Les pido disculpas, no podía hablar claro… es que me estaban matando.
Yo estaba desesperada y ahí estaba mi hijo de siete años. Y yo me estaba muriendo. Y él me estaba matando.
Hoy, ya sin nada que hacer por mí, les quiero hacer un pedido a ustedes, a todos ustedes, hombres de Argentina. Hoy quiero hacer hacer otro pedido de auxilio: por favor, dejen de matarnos. Porque todos ustedes nos matan. Y si digo todos no es que estoy exagerando, no, no, no… es real, es palpable y lamentable. Porque sí, nos matan todos los días. Y me vuelven a matar con sus comentarios machistas, con sus “Habrá que ver qué es lo que habrá hecho para provocarlo así”, porque no, yo no hice nada para que me mataran. Yo no pedí que él me amansijara, yo no pedí que él tomara el cuchillo de la cocina y terminara con mi vida una y otra vez, una y otra vez hasta que se me fue el último aliento, hasta que ya no quedó nada de mí.
Ustedes me matan otra vez cuando escucho cosas así. Ustedes nos matan a todas cuando piensan que una mujer puede denunciar falsamente a un hombre, acusado de abuso, sólo por el hecho de estar enojada con él o porque busca venganza. No tienen ni idea de lo que significa tener que soportar que un hombre te tome por la fuerza, que crea que sos de su propiedad, que te toque sin tu consentimiento, que te invada de la peor manera, que satisfaga sus deseos sin pensar en los nuestros, en que nosotras dijimos NO. Ustedes no saben lo que significa tener que escuchar en un oído la respiración agitada del otro mientras se te caen las lágrimas por el dolor. Por ese dolor que va más allá de lo físico. Por ese dolor que queda instalado y que se clava en el alma como una espina y que acompaña toda la vida. Ustedes no tienen idea de lo que significa tener que acostumbrarse a que en la calle cualquiera te pueda decir lo que quiera, que tengas que oír, desde la adolescencia, esos comentarios que para ustedes son piropos, para nosotras acoso.
Y NO, NO TE VOY A PERMITIR QUE DIGAS QUE LA VIOLENCIA ES VIOLENCIA SIEMPRE. No te voy a permitir que digas que todos la sufrimos porque sí, puede que exista la inseguridad pero ese, ahora, no es el tema. A mí me mataron a golpes y a cuchillazos. Yo tuve que llamar al 911 para defenderme de él, tuve que pedir auxilio por el sólo hecho de ser mujer. Tuve que ir a una comisaría y aceptar que un oficial no me tomara la denuncia, tuve que pelear para que sí lo hiciera, tuve que soportar que se me subestimara, que se me violentara otra vez porque no podía ejercer un derecho tan simple como el de poner una denuncia. ESO ES VIOLENCIA. YO ESTOY MUERTA POR COSAS COMO ESTA. Yo estoy muerta porque todo este sistema no me tuvo en cuenta, porque al Estado le importó un soberano carajo lo que a mí me pasara porque sus funcionarios no estaban disponibles cuando quise poner acciones en su contra.
ESTO NO ES VIOLENCIA EN GENERAL… los hombres no sufren estas violencias. Las sufrimos nosotras. Los hombres no soportan que al ir por la calle alguien te pase por al lado y te diga guarradas casi al oído, nosotras sí. A la mayoría de los hombres no los abusan, a nosotras sí.  A los hombres no los matan por ser hombres, a nosotras sí.
Por eso yo les pido, por favor, que no nos subestimen más, que no jueguen más con nosotras, que no desestimen las luchas, porque esas marchas, porque esas denuncias -hechas en el momento y sin vueltas- pueden evitar otra muerte como la mía.
Me encantaría decirles que quedo a su disposición pero no va a ser posible, me van a tener que disculpar, porque a mí… a mí me mataron.

Desde ya, muchas gracias por su atención y por su futura colaboración.



Graciela Velasco.

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