"Y sólo se trata de vivir, esa es la historia" dice la canción, pero a veces hay que reconocer que cuesta.
La rutina te lleva a lugares no deseados, a enojos infundados e idiotas; que te generan un mayor gasto de energía. Y querés mandar todo a cagar.
A veces, volvés a chocarte con la misma piedra y pensás: No puedo ser tan boluda. Otra vez en el mismo lugar. Y respirás. Una y otra vez. Tratás de calmarte, pero la angustia te toca el alma nuevamente y decís: Hija de puta, a mi no me vas a cagar. Hoy no me voy a dejar agarrar.
Y seguís, y escribís.
A la vez, tratás de darle ánimos a otros cuando lo único que deseas es ponerte a llorar y mandar todo bien a cagar. Enojarte con el pelotudo que te arrastró a este lugar y decirle unas cuantas verdades. Ahí recapacitás y te preguntás ¿Para qué? ¿Qué voy a ganar?
Además, querida... Vos te dejaste. Vos permitiste que te llevaran de la manito como chica para el colegio; directo -y sin escalas- a esta sensación.
Así que hacete cargo y si querés mandar a alguien a cagar... Que sea a vos misma, ñata, por avalar que otro te pueda desestabilizar.
"Sólo se trata de vivir, esa es la historia..." y con este tipo de días también hay que lidiar.
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Perdón por la catarsis. Sin dudas, a veces... escribimos para sanarnos.
Pd: Vayanse a cagar.
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